Ojalá pusiera el mismo cuidado por mi cuerpo y mi mente que pongo por la batería de mi celular. Llegar con 20% de carga al final del día no está bueno.
El tiempo que estoy con mi celular es el que no uso en comunicarme en persona, mirando a los ojos.
Cuando lo uso para pertenecer a comunidades sociales y muestro cosas mías, estoy diciendo: me interesa tu juicio acerca de mí y chequeo a cada rato para encontrar la aprobación. Algo así como: «quiero que me quieras». Y en esa dependencia de buscar afecto y emoción en un teléfono, me obsesiono.
Algunas cifras:
# Miramos los teléfonos unas 70 veces por día o 56 días al año.
# Es lo último que el 80% de las personas hace al acostarse y lo primero que hace al levantarse.
# 50% lo hace durante la noche.
Los «multitaskers» creen que pueden con varias cosas a la vez. Error! Solo podemos poner atención, razonamiento y comprensión a una sola cosa a la vez, aun teniendo muchas ventanas abiertas.
¿Y cómo hago? Podría soltarlo cuando como y ver cómo los demás se ocupan de decirme que el celular es más importante que yo. Nada supera a dos personas mirándose a los ojos y conversando y escuchando con atención y proponiendo.
Que la vida no pase por una pantalla.