Los quejosos seriales son malas noticias porque se revuelcan en el problema y fracasan al momento de enfocar en las soluciones.
La neurociencia da cuenta del daño que le hacés a tu cerebro cuando lo estimulás con quejas constantes propias y ajenas.
El quejoso busca sumarte a su indignación y provocar lástima con esa imagen que proyecta. Los demás, algunos, sienten la presión de escucharlos para no ser tildados de maleducados, corriendo el riesgo de dejarse arrastrar a su remolino.
Quienes se quejan esperan que otro solucione todo y dicen que no saben para escapar «dignamente» de un compromiso. Como es estrictamente emocional y alejado de los hechos solamente alimentan su propio fracaso.
En estas instancias,
1-hacé de cuenta que estás frente a un fumador y el humo te molesta y alejate físicamente. Si preferís permanecer y aguantar el humo preguntale qué está haciendo para solucionar el problema. En general ya perdiste interés para el quejoso y buscará otra víctima.
2-. Ajustate a los hechos y los dato.No permitas respuestas emocionales porque corrés el riesgo de que te arrastre.
3-Si te arrastró imaginate que bajó del cielorraso el “cono de silencio del Super agente 86″ y ves que de su boca sale ruido pero no escuchás el bla bla bla y no es tuyo.