Dos días después de su sanción definitiva en el Congreso, el Gobierno promulgó la reforma del mercado de capitales -o como se la denominó oficialmente ley de Financiamiento Productivo-.
Esta ley persigue 5 objetivos principales para desarrollar el mercado de capitales:
- Impulsar el financiamiento para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas.
- Fomentar el acceso a la vivienda al generar más financiación para créditos hipotecarios.
- Estimular el ahorro a largo plazo.
- Fortalecer la capacidad reguladora de la Comisión Nacional de Valores.
- Promover un mercado de capitales verdaderamente federal gracias al uso de la tecnología.
El beneficio central para las pymes se da en la posibilidad que tendrán de poder financiarse con el uso de la factura de crédito electrónica, la cual funciona como si fuese un cheque de pago diferido.
Las pymes podrán emitir facturas de crédito electrónicas que reemplazan a los comprobantes de ventas y a las facturas de crédito vigentes, las cuales quedan aceptadas automáticamente a los 15 días de emitidas. Estas facturas podrán ser negociadas y vendidas por las pymes en cualquier banco o en el mercado de capitales, lo cual le permite a las pequeñas y medianas empresas acceder a crédito a tasas más competitivas, ya que el riesgo crediticio de la factura está asociado al deudor de la factura y no a la pyme.
Este cambio es muy importante y se da en un momento donde la cadena de pagos actual se extendió a 90/120 días, por lo que muchas pymes emiten sus facturas debiendo pagar los costos productivos e impositivos que se generan, pero sin la plata de dicha factura, lo que afecta muy seriamente a este tipo de empresas, y en muchos casos al no poder soportar financieramente este retraso en el cobro, terminan quebrando.
El otro cambio destacado de la reforma para las pymes es la eliminación del requisito de contar con un síndico para la emisión de un Obligación Negociable garantizada, lo que simplifica mucho la emisión las ON.